La Estructura Compleja de la Vida
La Estructura Compleja de la Vida
La razón primera por la que la teoría de la evolución finalizó en semejante atolladero respecto al origen de la vida, es que incluso los organismos vivientes considerados más simples tienen una estructura compleja increíble. La célula es más intrincada que cualquier producto tecnológico producido por el ser humano. Hoy día, incluso en los laboratorios más desarrollados del mundo, no se puede producir una célula reuniendo materia inorgánica.
Las condiciones requeridas para la formación de una célula son demasiado grandes como para explicarlas por medio de las casualidades. La probabilidad de que las proteínas --los “ladrillos” de la célula-- sean sintetizadas de modo casual es de una entre 10 posibilidades para una proteína promedio constituida por 500 aminoácidos. En matemáticas, una probabilidad menor a 1/10 es considerada, en la práctica, imposible.
La molécula de ADN, ubicada en el núcleo de la célula y que almacena la información genética, es un banco de datos increíble. Se calcula que si la información codificada en el ADN fuese puesta por escrito, se convertiría en una inmensa biblioteca de 900 volúmenes enciclopédicos con 500 páginas cada uno.
Aquí se presenta un dilema muy interesante: el ADN puede replicarse únicamente con la ayuda de algunas proteínas especializadas (enzimas). Sin embargo, la síntesis de esas enzimas se puede realizar solamente por medio de la información codificada en el ADN. Como ambos dependen uno del otro, tienen que existir simultáneamente para la réplica. Esto determina que el supuesto de que la vida se autogeneró queda eliminado sin alternativa. El profesor Leslie Orgel, evolucionista muy estimado de la Universidad San Diego de California, confiesa lo siguiente en la revista Scientific American de septiembre de 1994:
Es extremadamente improbable que las proteínas y los ácidos nucleicos, ambos estructuralmente complejos, hayan aparecido espontáneamente en el mismo lugar y al mismo tiempo. Además se presenta imposible tener a unas sin los otros. En consecuencia, a primera vista, habría que concluir que, en realidad, la vida nunca pudo haberse originado por medios químicos15.
No cabe ninguna duda de que si es imposible que la vida se haya originado a partir de causas naturales, hay que aceptar entonces que la vida fue “creada” de manera sobrenatural. Esto invalida explícitamente la teoría de la evolución, cuyo propósito principal es negar la creación.
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